La protección de la salud del vino se refiere a todas las prácticas y medidas que se aplican desde la cosecha de la uva hasta el embotellado para evitar alteraciones, contaminaciones o deterioros que afecten su calidad, sabor, aroma y seguridad para el consumo.
Te lo explico en forma estructurada:
1. En el viñedo
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Control fitosanitario de la vid: prevenir plagas y enfermedades (mildiu, oídio, botrytis) con tratamientos adecuados y en dosis seguras.
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Selección sanitaria de la uva: solo se cosechan racimos sanos, evitando uvas podridas o con mohos.
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Higiene en la recolección: uso de cajas limpias y evitar aplastamiento excesivo.
2. En la bodega
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Higiene de equipos y tanques: limpieza y desinfección de depósitos, prensas, mangueras, tuberías y embotelladoras.
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Control de fermentación: temperaturas adecuadas y levaduras seleccionadas para evitar fermentaciones indeseadas.
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Protección frente a oxidación: uso moderado de antioxidantes como el dióxido de azufre (SO₂).
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Prevención de contaminaciones bacterianas: evitar proliferación de bacterias lácticas o acéticas que generen avinagramiento.
3. Durante la crianza
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Recipientes apropiados: barricas, tanques de acero o depósitos inertes bien mantenidos.
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Atmósfera controlada: minimizar el contacto con oxígeno y controlar la humedad y temperatura en la sala de crianza.
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Trasiegos higiénicos: mover el vino sin arrastrar sedimentos ni introducir contaminantes.
4. En el embotellado
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Filtrado y estabilización: para eliminar microorganismos y evitar precipitaciones.
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Material de embotellado seguro: botellas limpias, corchos o tapones libres de contaminantes (TCA).
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Llenado y cierre bajo atmósfera inerte para prevenir oxidación.
5. Medidas regulatorias
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Cumplir con normativas sanitarias y límites legales de aditivos.
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Análisis periódicos de laboratorio para verificar ausencia de contaminantes (metales pesados, pesticidas, micotoxinas, etc.).
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