En una cata de vinos, el olfato es uno de los sentidos más importantes porque permite identificar aromas que revelan la calidad, el estado y la tipicidad del vino.
Se suele dividir el análisis olfativo en tres fases principales:
1. Primera nariz (antes de agitar la copa)
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Objetivo: Detectar los aromas más volátiles y directos.
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Qué se percibe: Aromas iniciales, generalmente más sutiles.
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Utilidad: Puede indicar defectos (por ejemplo, olor a corcho o a humedad) antes de airear el vino.
2. Segunda nariz (después de agitar la copa)
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Objetivo: Liberar más compuestos aromáticos al oxigenar el vino.
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Qué se percibe: Aromas más complejos y profundos.
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Clasificación de aromas:
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Aromas primarios → Proceden de la uva.
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Frutales (cítricos, tropicales, frutos rojos, negros, secos)
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Florales (rosas, violetas, azahar)
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Herbales (pasto, hierbas aromáticas, pimiento)
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Aromas secundarios → De la fermentación y elaboración.
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Pan, levadura, mantequilla, yogur, lácteos
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Notas especiadas o ahumadas en fermentación maloláctica
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Aromas terciarios → De la crianza y envejecimiento.
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Vainilla, cacao, tabaco, cuero, frutos secos tostados, café
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3. Evaluación de intensidad, calidad y complejidad
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Intensidad aromática: Débil, media, alta.
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Calidad: Fresca, limpia, equilibrada vs. defectuosa.
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Complejidad: Número y variedad de aromas presentes.
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Persistencia aromática: Cuánto tiempo permanecen los aromas después de oler.
💡 Dato curioso: El olfato humano puede distinguir miles de compuestos aromáticos, pero en una cata de vinos bien entrenada, la memoria olfativa es tan importante como la sensibilidad física.
Si quieres, puedo prepararte una tabla visual con los aromas más comunes por tipo de vino para que la tengas como guía rápida de cata.
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