La uva es un fruto muy completo, y su composición depende de la variedad, el clima y el grado de maduración. En términos generales, la composición de la uva fresca es la siguiente:
🔹 Composición aproximada de la uva (pulpa, piel y semillas):
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Agua: 70 – 85%
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Azúcares: 15 – 25% (glucosa y fructosa principalmente)
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Ácidos orgánicos: 0.5 – 1.5% (principalmente ácido tartárico, málico y en menor cantidad cítrico)
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Fibra dietética: 1 – 2%
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Proteínas: 0.5 – 1%
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Lípidos (grasas): < 0.5% (principalmente en las semillas, con ácidos grasos insaturados)
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Vitaminas:
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Vitamina C
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Vitaminas del complejo B (B1, B2, B6, ácido fólico)
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Vitamina K
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Minerales:
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Potasio (predominante)
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Calcio, magnesio, hierro, fósforo, manganeso y cobre
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Compuestos fenólicos: (más en piel y semillas)
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Taninos
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Flavonoides (quercetina, catequinas)
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Resveratrol (conocido por su efecto antioxidante y cardioprotector)
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🔹 Distribución por partes:
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Pulpa: rica en agua y azúcares (dulzura de la uva).
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Piel: contiene pigmentos (antocianos en uvas tintas, flavonoles en uvas blancas) y la mayor parte de polifenoles.
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Semillas: abundantes en aceites grasos, taninos y antioxidantes.
👉 Esta composición es la base para la vinificación, ya que los azúcares se transforman en alcohol, los ácidos dan frescura y los compuestos fenólicos aportan color, aroma, sabor y capacidad de envejecimiento al vino.
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